La elevada densidad de población en nuestras ciudades convierte a los edificios en causa de un tercio de las emisiones; en paralelo, la reducida superficie de sus cubiertas y azoteas, sobre todo en el centro de las ciudades, no permite dimensionar instalaciones fotovoltaicas que cubran las necesidades energéticas de las viviendas que alberga cada inmueble, cuya dependencia es cercana al 100%. Por ello, el autoconsumo compartido es una opción más que necesaria si realmente queremos cumplir los objetivos acordados a escenarios 2030 y 2050 de la Cumbre de París.
No os perdáis este artículo de nuestro socio Julio en El Periódico de la Energía
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