Con motivo de la celebración de la Semana Europea de la Energía Sostenible que este año se celebra del 22 al 26 de junio, y cuyo objetivo es concienciar a la sociedad con actuaciones y actividades en torno a la eficiencia energética, las energías renovables y el papel clave de la ciudadanía en la transición energética, comenzamos una serie de publicaciones en colaboración con otras entidades.

Comenzamos con reBive, cooperativa especializada en la rehabilitación, la arquitectura y el codiseño bioclimático, la regeneración urbana y la promoción social de vivienda con una visión integral, ética, social, sostenible y transformadora.

Hacia un modelo ecosocial de rehabilitación energética  (reBive)

La epidemia actual nos ha revelado, entre otras cuestiones, la especial importancia de la relación entre el entorno construido, los lazos comunitarios y la salud. Contar con edificaciones saludables, entornos medioambientalmente seguros y una comunidad basada en el apoyo son elementos claves, que siempre han sido necesarios y que ahora solamente percibimos con mayor intensidad. 

Repensar y mejorar la ciudad existente mediante planes de rehabilitación ha de suscitar una reflexión más profunda de cómo se ha abordado el modelo hasta ahora. Es fundamental hacerlo desde una perspectiva adaptada a los contextos más vulnerables, en donde crisis como la actual inciden de manera mucho más profunda sobre comunidades que, previamente a esta situación, ya necesitaban soluciones específicas en este ámbito. 

Empecemos por el contexto

El parque de viviendas español es responsable de más de 1/3 del consumo de energía y de las emisiones de CO2eqEl 50% de dicho parque está construido con anterioridad a la entrada en vigor de normativas sobre aislamiento térmico (NBE-CT-79). Este contexto implica, por el lado positivo, un gran potencial de cambio y de generación de empleo asociado a la transición ecológica. 

Por otro lado, la pobreza energética afecta a unos 7 millones de personas (15% de hogares)5 millones de ciudadanas y ciudadanos se declaraban incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno (siendo España el cuarto país europeo) y se estiman más muertes por ella que por accidentes de tráfico. Pese las cifras, no se afronta un como problema de salud pública y relacionado con las condiciones dignas de habitabilidad, sino como como la imposibilidad de acceder a un determinado servicio energético. Los modelos de rehabilitación no se han concebido teniendo en cuenta la pobreza energética y la salud, aunque incluso sea rentable económicamente ya que los estudios demuestran que gran parte de la inversión se recupera como ahorro en el sistema de salud pública. 

«5 millones de ciudadanas y ciudadanos se declaraban, en España, incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno y se estiman más muertes por ella que por accidentes de tráfico.»

Por tanto, se hace totalmente necesario un enfoque que relacione de manera indisociable salud, ecología y entorno habitado. 

Es preciso asimismo incluir nuevos componentes en los conceptos de amortización y eficiencia energética en la rehabilitación, que incluyan los parámetros sociales, medioambientales y de salud de las personas, para poder huir de las lógicas economicistas y simplistas (como analizar sólo la energía ahorrada solo en fase de uso): lamortización de la rehabilitación se da de manera muy débil en los contextos vulnerables, debido a los costes que pueden invertir las personas en los servicios de la energía. 

¿Cuál es el modelo actual de rehabilitación? 

El modelo urbanístico, de vivienda y rehabilitación ha estado hasta ahora muy basado en el consumo de recursos fósiles no renovables y con una óptica mercantilista del derecho a vivienda adecuada, sin una adecuación muy específica a contextos vulnerables. Se ha centrado excesivamente en las subvenciones, sin mecanismos de carácter multiplicador de financiación como se han usado en otros países. En estos procesos, la Administración ha actuado como mera facilitadora del acceso al mercado, sin mediación ni participación ciudadana. 

Asimismo, se ha apoyado en una lógica industrial de gran escala y sin criterios medioambientales, ya que estos ponen en duda muchas de las inercias de la industria de la construcción. La eficiencia energética de la fase de uso ha sido el único parámetro medible (a través de herramientas como certificado energético), obviando el resto de fases que se dan en el proceso edificatorio (ciclo de vida). 

Y, ¿qué pasa con el uso de materiales nocivos? 

Los materiales constructivos usados en la rehabilitación convencionalanalizando únicamente los aislamientos, contienen estirenos, formaldehidos e isocianatos, entre otros compuestos considerados tóxicos por las agencias de salud y la propia industria. Son peligrosos sobre todo para las personas trabajadoras (fase de fabricación, puesta en obra y retirada) aunque también producen emisiones toxicas para la salud al usarse como aislamiento interior (incluso mortales por sus emisiones en caso de incendio). 

Además, son contaminantes y nocivos para el medioambiente. La paradoja llega hasta el punto de que algunos, como el poliuretano, llegan a ser negativos en el balance entre la energía gris (de fabricación) y la ahorrada en la fase de uso, es decir, no ahorran energía. 

¿Qué proponemos? 

Planteamos aquí algunas propuestas que hemos desarrollado en otros trabajos a modo de síntesis. Son complementarias a las ya realizadas en otros textos a nivel técnico o macroeconómico: 

  • Fiscalidad ecológica y saludable (que mida las externalidades negativas)
  • Programas de subvenciones a la rehabilitación ecológicos e integrales (es decir, comunitarios, no individualizados)
  • Parámetros de valoración de ecología y salud en la adjudicación pública
  • Modificación de las bonificaciones impositivas (IBI…) 
  • Utilización de baterías de medidas financieras diversificadas (modelos mixtos como el kfW alemán, GREEN DEAL británico o PACE estadounidense): inversión directa + banca pública y banca ética + acuerdos con empresas energéticas + préstamos a través de impuestos…
  • Gestión social de las intervenciones en rehabilitación energética (derecho a participar en la transformación de la ciudad) y establecimiento de mecanismos de cooperación para la reducción de situaciones de vulnerabilidad 
  • Mejora de los mecanismos de participación ciudadana y de toma de decisión
  • Evaluación y sistematización de las intervenciones desde la óptica social y medioambiental para medir su eficiencia y eficacia
  • Orientación de los planes de rehabilitación energética desde la salud y la pobreza energética. La pobreza energética como un problema de salud públicaInclusión en los programas sanitarios y campañas de difusión 
  • Impulso del empleo asociado a la rehabilitación y de la economía de barrio 
  • Verdadera eficiencia energética en el proceso edificatorio (pasar del CE al ACV) 
  • Introducción de los criterios de la bioconstrucción en la normativa 
  • Regeneración del tejido empresarial de pequeña y mediana escala mediante la especialización, la puesta en valor de la bioconstrucción y de los oficios artesanos y la reforma de la contratación pública 
  • Impulso a la fabricación de materiales aislantes naturales, sanos y producidos localmente 
  • Nuevo concepto de amortización y eficiencia (coste real: Cm + Cd + Ca + Cs, es decir incluye el coste ambiental y sanitario) 

Para concluir…

La rehabilitación energética puede y debe sustentarse en un nuevo modelo para ir de manera resiliente en la transición hacia un modelo eficiente, socialmente justo, participativo, medioambientalmente sostenible y sano. Para ello:  

Si queréis profundizar un poco más, os aconsejamos este webinar | New business models to de-risk investments and kick start the EU building renovation wave, que tendrá lugar el 18 de junio, de 12.00 a 13.30 horas.

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