Hacia una Transición Energética Feminista
El pasado 3 de noviembre seguimos el acto «Hacia una transición energética feminista» organizado por Amigos de la Tierra. Un evento que contó con la participación de una diversa representación de la administración pública a través de la Oficina Española de Cambio Climático, el Instituto de las Mujeres o el IDAE, pasado por los movimientos y colectivos sociales como la Red Ecofeminista y Feministas por el Clima, hasta la visibilidad de experiencias concretas que trabajan desde la praxis temáticas energéticas como Alumbra, la Aliança contra La Pobreza Energètica o Ecoserveis. Ver programa completo.
En un momento clave para la crisis climática, y mientras en Egipto se celebra una nueva Cumbre del Clima (la COP27) del 6 al 18 de noviembre, hay muchas personas y entidades marcando el camino que nos permita hacer una transición energética realmente justa, lo que pasa inexorablemente por incorporar la perspectiva ecofeminista.
Necesitamos participar activamente en proyecto que incorporen la justicia social y ecológica, iniciativas que realmente sean más justas para todas.
Pero no podemos obviar que necesitamos también políticas ambiciosas que sigan esta línea. Políticas que pasan por incorporar una mirada crítica, escuchando a quiénes llevan trabajando en propuestas décadas, y rechazando las falsas soluciones que les (nos) venden quiénes nos han conducido hasta este punto crítico. Las respuestas pasan por otra estructura más justa, igualitaria y equitativa en la que se entienda el acceso a la energía como un derecho y cuente con toda la ciudadanía para este nuevo modelo energético. Sin incorporar en la toma de decisiones a quiénes sufren las consecuencias de la vulnerabilidad energética, no hay justicia.
Volviendo a la jornada, ésta comenzó con la intervención desde Buenos Aires de las compañeras de Amigos de la Tierra Internacional, que pusieron de manifiesto cómo el modelo actual expulsa a cada vez más personas del sistema. Sus aportaciones, desde el Sur Global, se centraron en la denuncia de un sistema depredador, ecocida y neocolonial que antepone los beneficios económicos al sostenimiento de la propia vida.
A continuación, se desarrolló la primera mesa redonda entorno a “Género y crisis climática”, donde las diferentes administraciones coincidieron en la rotura que existe en cuanto a refugiadas climáticas y cómo la pobreza alimentaria y energética es sufrida en mayor medida por mujeres. Una pobreza que tiene su origen en la violencia ejercida por las sociedades patriarcales y donde ellas se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad por el reparto sexista de los roles de género. Se propusieron soluciones como la necesidad de un cambio de paradigma socioeconómico que pase por el ahorro y la eficiencia energética, el no desperdicio de los escasos bienes comunes naturales, y la adaptación al deterioro del medio ambiente a través de acciones de mitigación y reparación. Un claro guiño a un modelo decrecentista.
En esta línea de resignificar el buen vivir, vivir con menos para vivir mejor, hicieron aportaciones muy interesantes Dina Garzón, coordinadora de la Red Ecofeminista, y Marta Pascual, integrante de Feministas por el Clima. Resaltaron que no se puede seguir mostrando a las mujeres como meras víctimas de este sistema patriarcal capitalista si no que también se debe incidir en el papel que juegan como agentes del cambio. Así, aunque las estrategias en igualdad comienzan a incorporar una perspectiva feminista, se siguen quedando en la superficie sin ahondar en las verdaderas causas y sin proponer políticas realmente efectivas que permitan una vida digna, sin duda faltan medidas y soluciones más efectivas que lleguen verdaderamente a quienes lo precisan. Son insuficientes, los órganos competentes no están llegando, se necesita un acompañamiento, se debe actuar desde una envergadura más robusta y honesta con quien no tiene medios, ni siquiera para poder llegar a esos bonos, ayudas que tantos M€ que la UE nos aporta y que no se distribuyen de manera equitativa y pública.
Para finalizar, se llevó a cabo una segunda mesa sobre “Qué significa una Transición Feminista” donde participantes de Comunidades Energéticas y trabajadoras que acompañan a las asociaciones y personas en situación de vulnerabilidad contaron su experiencia. Se reflexionó sobre los compromisos que se adquieren desde lo más alto del organigrama, pero tímidos y sin una clara tendencia a proceder en el cambio y dar la vuelta a lo que lleva sin moverse mucho tiempo, como las jerarquías técnicas, la rehabilitación elitista no funciona para todas, solamente para unos pocos. Por ello, se pone en valor nuestra aportación como colectividades y que otro sector es posible con la ayuda, por supuesto, de un cambio a nivel regulatorio europeo, pero también de estado y autonomías. Nos explicaron sus diferentes experiencias comunitarias como propuestas a una crítica de la insuficiente justicia climática y social ante esta emergencia.
Como conclusión, rescatamos la importancia de analizar con datos las políticas que se implementan para dar conocer el alcance real de las mismas y poder actuar donde no se está llegando. Es fundamental incidir en los verdaderos ejes de desigualdad que existen y con los que convivimos desde una perspectiva feminista. El núcleo de las soluciones pasa por estar en la agenda de las Instituciones, que fortalezcan y fomenten la asociación para que el impacto de las diferentes crisis no deje fuera a cada vez más personas.
Como ya advertíamos el pasado junio en la Carta a la Ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico y a la Secretaria de Estado de Energía y en el Manifiesto de la Coalición por la Energía Comunitaria necesitamos contar con todas para lograr un cambio de modelo energético. Podéis leer el post completo aquí.
Podéis ver el acto completo aquí:
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