Artículo de Rocío Nogales, socia de La Corriente
Acaba de concluir una semana que ha marcado varios hitos para La Corriente, tanto a nivel interno como externo. Por un lado, dentro de la propia organización, tras años de arduo trabajo, las personas socias de La Corriente pueden afirmar con orgullo que su cooperativa es, por fin, comercializadora. Queremos agradecer profundamente la confianza de aquellas personas que, aún sin licencia de comercialización, decidieron dar un paso decisivo hacia la desconexión de las empresas tradicionales que conforman nuestro mercado energético abusando de su fórmula de oligopolio para lucrarse a destajo, con la desinformación y el miedo como estrategias infalibles. Ahora sí, por fin podemos llenar de luz las casas, negocios y comunidades de toda nuestra región.
Además, en esta semana han coincidido dos hitos importantísimos en nuestra red de alianzas y en nuestro ecosistema más cercano. El proyecto MARES, que nos ha acogido, acompañado y alentado en los últimos dos años, ha llegado a su fin. Ver las cifras de lo que han conseguido el equipo humano de coordinación, de personas y entidades englobadas bajo los distintos Mares y de agentes que lo han apoyado es tomar conciencia del impacto positivo que un proyecto colectivo de esa índole puede generar en un territorio como Madrid. Y aun así, esas cifras se quedan cortas a la hora de capturar aspectos más “inmateriales”, más cualitativos: el cambio de mentalidades, los obstáculos que se han eliminado, las narrativas que hemos sido capaces de articular y hacer nuestras o los procesos de empoderamiento que nos hacen hoy una ciudadanía más fuerte. Dicho lo cual, nada puede darse por sentado y ese impacto es hoy una semilla que habrá que mimar para que florezca el potencial de la ESS en esta ciudad y más allá.De hecho, somos las personas que conformamos el tejido de la ESS de Madrid las que tendremos que alentar el crecimiento de esa recién plantada semilla y de otras potencialidades ligadas al ADN de nuestras iniciativas. Y ahí no cabe regar a medias o con “peros”: o regamos todas o nada florecerá. La conclusión de MARES y el horizonte que tenemos por delante se dibuja para mí con una certeza: la de nuestra interdependencia. No bastará con que una de las iniciativas salga adelante si las otras se hunden.
Y eso me lleva al tercer de los hitos de esta semana: el acuerdo entre SuperCoop y La Corriente que entrelaza a las dos entidades gracias a un acuerdo de comercialización y un convenio de colaboración que desborda los límites encorsetados de un contrato energético al uso. Al hablar de cómo cambiar la forma en la que nos alimentamos y la relación con las personas que lo hacen posible (agricultoras y campesinas, proveedoras, etc.), nos mojamos hasta las cejas, como ya lo hemos hecho en un espacio como el Mercado de San Fernando en Lavapiés. Por ello, queremos ser la comercializadora de las tres iniciativas de supermercados cooperativos que han emanado de MARES y que ahora se esfuerzan por levantar el vuelo. Sabemos que no basta con querer para que eso suceda, así que vamos a seguir sintiendo sus latidos como nuestros, acompañando a las personas que luchan cada día porque salgan adelante, compartiendo sus desafíos y luchando por encontrar soluciones en común. Y todo ello no por un anhelo de posición de mercado o por un delirio de grandeza de La Corriente. No. En La Corriente trabajamos por ser la comercializadora eléctrica de las entidades de la ESS y del resto de hogares, negocios y municipios madrileños porque es la única manera de que expresiones como “soberanía territorial” y “descentralización” se llenen de significado.
De hecho, esta interdependencia que mencionaba antes supera a las entidades o comunidades, extendiéndose hasta el propio contexto de transición en el que estamos: no podremos hablar de auténtica soberanía en un ámbito si permanecemos dependientes de fuentes externas en otros ámbitos esenciales para la vida, como lo es la energía. No lo decimos solo nosotras: este sentir viene avalado por las dos organizaciones paraguas de las cooperativas energéticas. Unión Renovables, a nivel estatal y REScoop, a nivel europeo, apuestan resueltamente por revertir los beneficios de las cooperativas energéticas en la economía local.
¿Qué significa hablar de economía(s) local(es)? Pues aunque parezca una verdad de perogrullo, son economías pegadas a territorios: economías cuyos procesos de generación de condiciones materiales que garanticen la reproducción de vidas dignas en ese territorio se hace a partir de los recursos materiales y humanos del propio territorio, sin llevarlo al límite de la insostenibilidad y revirtiendo en ese territorio los beneficios de dicha actividad económica. Se habla mucho de no deslocalizar producción ni empleo pero se sabe mucho menos de la necesidad de cerrar círculos de producción, transformación, distribución y consumo dentro del propio territorio; del valor añadido de la gestión local, que aumenta los beneficios sociales en forma de puestos de trabajo locales, impuestos contribuidos a nivel local, estimulación de la actividad económica en la region; de co-producir y co-responsabilizar; de apoyar el papel de agentes y comunidades locales para autogestionarse… y de entender la interdependencia y asumir que no vale un “sálvese quien pueda”. En la ESS desde luego que no.
La contribución de las cooperativas energéticas no se limita a ser instrumentos que posibiliten una transición energética para que luego quede en mano de aquellas que logren aglutinar los recursos financieros y productivos que les aseguren una posición de abuso de posición dominante en el mercado. La aportación de las (muchas y variadas) cooperativas energéticas pasa por revertir el paradigma tristemente hegemónico de mercantilización y financiarización que obvian dependencias y necesidades de las personas, las comunidades y el planeta. Somos conscientes de que nos movemos en un sector (el energético) que demanda fuertes inversiones, pero nos hemos acostumbrado a que los capitales viajen sin pagar peaje, haciendo y deshaciendo a sus anchas y eso no tiene cabida en esta manera de hacer economía. Para que de verdad haya acción transformadora tiene que existir una pluralidad real que escape de la homogeneidad y de la conformidad, decía la filósofa Hannah Harendt. En esa pluralidad nos miramos con nuestras socias y aliadas desde La Corriente en esta etapa que ahora comienza y que afrontamos con ganas, ilusión y confianza.