Algunas impresiones en primera persona del I Encuentro de Mujeres con Energía Cooperativa, por Rocío Nogales Muriel, socia de la cooperativa La Corriente, enero 2018.
Laura, Belén, Yolanda, Playo, Sole, Paca, Sonia, Pepita, María Jesús, María José, Elvira, Ana, Montse… Nombres que me llevo conmigo asociados a ojos llenos de ilusión y determinación, a discursos tan sentidos que constituyen argumentos irrefutables, a miradas atentas y sinceras que escuchan, a muestras de cariño espontáneas e inesperadas que sabes que te acompañarán durante mucho tiempo por la sensación que te causaron: el reconocer tus objetivos en los ojos y la voz de otra persona y descubrir que hay muchas más.
El primer Encuentro de Mujeres con Energía Cooperativa celebrado el pasado sábado, 27 de enero, en Madrid no era solo para “avanzadas” de los movimientos sociales, aunque tuvimos a algunas de nuestras “históricas” entre nosotras.
No era solo para representantes de algunas de las 17 cooperativas de energía eléctrica que existen en España, aunque vinieran muchas de las que han empujado su creación de abajo arriba o que desempeñan su labor en Consejos Rectores.
No era solo para técnicas expertas en renovables, aunque contamos con ingenieras y técnicas capaces de desmenuzar cualquier tema, por muy complejo que sea, hasta que puedas entender cada detalle.
No pienses que éramos comunicadoras profesionales; ni siquiera todas éramos socias de cooperativas.
No hace falta ser nada de lo anterior para generar y transmitir esta energía. Para ello basta con estar harta de ver cómo cinco compañías opacas con puertas giratorias y prácticas repetidas de exclusión se reparten el mercado eléctrico de la luz de manera oligopólica y se acuerdan de la ciudadanía tan solo a la hora de cobrarles. Basta con no aceptar que, desde que recordamos, pagamos una factura de la luz en la que se entiende solo la cifra que tenemos que abonar. Basta con preguntarse la razón por la cual parece que no haya mujeres en el sector energético, ni en los puestos de gobierno de las cinco grandes ni en las bases societarias de las cooperativas.
Las más de 65 mujeres que nos unimos el pasado sábado para poner sobre la mesa propuestas para medidas que corrijan desigualdades flagrantes del sector energético en España –desigualdades de género pero no solo– no salimos en ninguna portada, en ninguna editorial, en ningún programa radiofónico o televisivo. No hemos hecho demasiado ruido, ni hemos gritado, aunque no nos falte energía para hacerlo. Este primer encuentro ha sido para establecer un primer contacto, planificar próximos pasos, pensar cómo inspirar para que otras personas se nos unan… y celebrarnos.
Sirva de imagen el molino de viento que hicimos nosotras mismas con un insignificante papel y un pequeño imperdible. Un molino de papel que nos recordará siempre que la energía creada por nosotras no puede destruirse, sino que se transforma para transformar también la sociedad que nos rodea con igualdad de oportunidades, justicia, cariño y alegría.
Sabemos que la energía es cosa seria y esencial para la vida: por eso, es también cosa de mujeres. La misma semana que nuestro encuentro cerraba vio cómo se establecía desde el Parlamento europeo el porcentaje de renovables que todos los Estados Miembro deberán producir para el 2030: un 35% de la energía. En este país con “impuesto al sol” producimos a día de hoy un 17% de las mismas. Imaginamos que alguna reprimenda llegará de Bruselas sobre este tema, aunque ignoramos cuándo lo hará o qué forma tomará. Lo que no esperamos es rapapolvo alguno respecto a la ausente paridad de género en órganos de dirección de empresas energéticas o áreas de administración pública de la energía a todos los niveles. Ni siquiera respecto al hecho de que haya tenido que ser esta época de ultra-desarrollismo y súper-tecnologías la que alumbre el fenómeno de la “pobreza energética” y que esta recaiga, curiosamente, en mujeres en su gran mayoría. No esperamos, como digo, advertencia alguna de fuera, y no podemos esperar de aquellos que no sufren estas condiciones de desventaja diarias que cambien las reglas de juego. Reglas de juego con las que estamos profundamente disconformes y no nos da pereza ponernos en movimiento.
Queremos vivir vidas justas y comprometidas, así que ha llegado el momento de actuar. Y estamos actuando: tenemos experiencias y datos a nuestro alcance, contamos con hartas ganas y somos muchas. Cada vez más. Pero es que además tenemos a muchos de nuestros compañeros a nuestro lado, conscientes de que no se puede hablar de “mujeres nuevas” si no surgen “hombres nuevos”, para construir, todas las personas, una humanidad basada en valores y principios justos. Como ejemplo, me gustaría mencionar a mis compañeros de La Corriente, a quienes agradezco su actitud abierta y de escucha, su disposición a ofrecernos espacios donde comenzar a cambiar las cosas y poder así, darles juntos la vuelta a una tortilla que lleva mucho tiempo chamuscándose.
No me atrevería a resumir aquí la riqueza de lo que producimos entre todas el sábado, ya que en breve se publicarán las conclusiones de cada uno de los cuatro grupos de trabajo en torno a los cuales articulamos el trabajo realizado en común. Me limitaré, pues, a compartir algunas de las acciones que se propusieron a modo de conclusión al final del encuentro:
- Reflejar en los estatutos y todos los documentos legales de las cooperativas ese compromiso real con la igualdad de oportunidades y la paridad. Aquí se impone la planificación e implementación de un “plan de igualdad” en cada una de las cooperativas así como de la unión de todas ellas, Unión Renovables.
- Generar una comunicación que promueva la igualdad de género y visibilice la presencia de la mujer en las cooperativas energéticas. Una de las herramientas concretas para promover este tipo de comunicación consiste en desarrollar guías de estilo elaboradas desde este punto de vista de género.
- Estudiar, documentar y seguir la evolución de la presencia y la participación de las mujeres en las cooperativas. Para ello, se contaría con metodologías cuantitativas y cualitativas que permitieran mapear situaciones de partida, tendencias emergentes y modelos de buenas y malas prácticas, tanto aquí como en el resto de Europa.
- Concebir y diseñar de mano de mujeres un proyecto de generación de energía para que sea distribuida de mano de cooperativas que integre nuevos modelos de instalación y consumo. Aquí cabría una articulación con las administraciones públicas que reinvirtiera el valor generado en medidas concretas de apoyo a la sostenibilidad y replicabilidad de dicho proyecto.
- Visibilizar y contrarrestar la impronta machista y excluyente del mercado energético español, denunciando la merma del potencial que ello significa a la otra de realizar transiciones, a este punto, inaplazables (energética pero también alimentaria, política, social…).
Son tantas las anécdotas con las que me vuelvo del Encuentro que siento que me daría para escribir cien páginas sobre cada una de las experiencias que he podido conocer de primera mano de sus protagonistas. Historias de diagnósticos compartidos, de sueños colectivos madurados en años de acción, de respeto y acompañamiento, de cuidados y de solidaridad, de transformación y de justicia. Todas las que participamos el sábado somos conscientes de que hemos hecho historia, aunque con una discreción y claridad de miras que, intuyo, marcarán nuestros próximos pasos. Somos conscientes de que habrá un antes y un después de este primer Encuentro de Mujeres con Energía Cooperativa, porque nos ha (con) movido esa energía primaria de encontrarnos y reconocernos en los ojos de las otras. Este encuentro, discretamente épico pues, ha generado una corriente de energía a la que te invitamos que te unas de mil maneras posibles, muchas de ellas aún por inventar. ¿Te unes?
[…] explica cuáles son los motivos, o mejor dicho, la necesidad de promover este primer encuentro y el artículo de Rocío Nogales, socia de la cooperativa La Corriente que ofrece una interesante reflexión tras el […]